Cuando era una niña mi madre solía contarnos cuentos, a mis hermanos y a mí. Uno de mis favoritos era el de “Los siete cabritillos” (tranquilas que no os lo voy a contar), pero tengo la imagen de mi madre diciéndonos “El lobo fue a casa del molinero y se embadurnó sus cuatro patas negras en harina para que le quedasen completamente blancas, después
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